En febrero, nos invitaron a visitar un destino de playa donde el sol está garantizado los 365 días del año—pero si sucede que durante tu estadía no tuviste días soleados, te dan un voucher para que regreses dentro de los siguientes seis meses. Así se promociona el Palmazul Hotel & Spa, un establecimiento en San Clemente, provincia de Manabí—un paraíso en Sudamérica. Junto a varios colegas de la industria de turismo y eventos tuvimos el placer de disfrutar de atardeceres hermosos, de gastronomía fabulosa e innovadora, del mar cálido y la arena blanca.
Nos trasladamos a la ciudad de Manta en avión, pisamos suelo manabita y enseguida sentimos ese calor que tanto anhelamos, sobre todo quienes vivimos el frío de la Sierra a diario, con nuestro abrigo y paraguas a cuestas porque nunca se sabe qué quiere el clima. El viaje de 40 minutos hasta el hotel fue un descubrir de todo lo hermoso que cada rincón del país ofrece: cultivos de frutas tropicales, arrozales, aves exóticas y ese “no sé qué” cuando sentimos que se avecina una experiencia de lujo.
Al arribar al hotel fuimos muy amablemente recibidos con una sonrisa, una deliciosa bebida de agua de coco heladita, una toallita perfumada con coco para las manos y una invitación al desayuno en el nuevo y restaurado “Coco Mar”, el restaurante del hotel que tiene una vista espléndida. Con suerte, ese día pudimos observar a los pescadores del sector, mientras nos deleitamos con el menú: jugo de mango, panecillos de yuca recién horneados y el corviche, además de la camaradería de los colegas que viajaron con nosotros.
Continuamos con el itinerario y conocimos las instalaciones del hotel: el nuevo Arena Spa, las bellas habitaciones con balcones frente al mar y la preciosa suite denovios, todo pensado en hacer mucho más placentera la estancia durante los eventos, tales como bodas. Mi espacio favorito además del “Coco Mar” fue la terraza, donde se puede apreciar la exuberante vegetación y el canto singular de las aves, mientras disfrutas de deliciosos cocteles, como el vino de grosella, y un fantástico atardecer color naranja envueltos en un aroma especial a palo santo, el cual le da mucha personalidad al lugar. Ahora, cada vez que perciba ese aroma recordaré a Palmazul.
Entre el almuerzo y la cena pudimos observar a un grupo de delfines frente al
hotel, caminamos por la extensa playa, sentimos el mar y aclaramos nuestros pensamientos. ¡El paisaje te invita a meditar y considerar mudarte acá! Para deleite de nuestros paladares, el chef fue más allá de todas nuestras expectativas con el menú “Ecuador, los cuatro mundos” que reinventa platos típicos de cada una de las regiones del país, fusionando sus sabores para crear deliciosos manjares en cada bocado.
La noche fue cálida, escuchando el vaivén de las olas, mientras compartimos un picnic en la arena, entre pláticas y sonrisas, viviendo una experiencia enriquecedora para todos.
¡Volveremos!
Notas:
Menú “Ecuador, los cuatro mundos”
Almuerzo
- Festival de ceviches ecuatorianos.
- Paiche amazónico.
- Banana flambeada con dulce de pechiche.
Cena
- Degustación de entradas Palmazul: pulpo al olivo, picudo curado en sal marina y mayonesa de orégano y atún sellado con ajonjolí.
- Lomo costa brava.
- Sinfonía de postres: crème brûlée, mousse de chocolate ecuatoriano a la sal y torta de maduro asado con helado de mango.
The sun’s permanent hideout
In February, we were invited to a beach destination where the sun is guaranteed throughout the year—but if so happens that during your stay you didn’t have sunshine, they will provide a voucher for you to return within the next six months. That’s how Palmazul Hotel & Spa promotes itself, a resort located in San Clemente, Manabí province—a wellness haven in South America. Together with some colleagues from the tourism and events industry, we had the pleasure of enjoying beautiful sunsets, innovative and exquisite cuisine, plus a warm sea and a white sandy beach.
We traveled to the city of Manta by plane, and as soon as we touched Manabit a soil we felt the warmth that we had longed for, especially those of us who live in the temperate Andean provinces, carrying our coat and umbrella just in case the weather surprises us. The ride to the hotel took 40 minutes, in which we could witness the beauty of this coastal area: tropical fruit plantations, rice fields, exotic birds and that special feeling we get when we are about to experience luxury.
Upon arrival to the hotel, we were welcomed with a friendly smile, a delici
ous, cold coconut drink, a coconut-scented hand towel and an invitation to breakfast at the newly renovated Coco Mar Restaurant that has a splendid view. Luckily, we could see the local fishermen at work, while we savored the menu: fresh mango juice, just-baked cassava bread, corviche (mashed up green plantain and fish), together with the comradeship of the people that traveled with us.
We continued with the itinerary and toured the hotel’s facilities: the new Arena Spa, the lovely rooms with balconies facing the sea and the gorgeous Bride & Groom sui
te; every detail is there to complement your stay during events, such as weddings. My favorite area besides the Coco Mar restaurant was the rooftop, where you can see the exuberant vegetation and hear the birds sing while you sip a cocktail, like the redcurrant wine, and gaze at the reddish sunset, enveloped in a palo santo aroma,
which gives the place its personality. Now, every time I smell of palo santo I will remember Palmazul.
Between lunch and dinner we saw a group of dolphins splashing in the water in front of the hotel, we walked along the extensive beach, we felt the sea and we cleared our thoughts. The landscape invites you to meditate and consider moving here! For our palate’s delight, the chef went beyond our expectations with the menu “Ecuador, the four worlds” that reinvents typical dishes from each region in the country, combining different flavors to create a delicious feast in each bite.
The night was warm, listening to the ebbing waves, while we shared a picnic on the beach, between conversations and smiles, living an enriching experience for all.
We will come back!
Notes:
“Ecuador, the four worlds” menu
Lunch
- Festival of Ecuadorian ceviches.
- Amazonian arapaima (paiche).
- Flambé banana with pechiche fruit syrup.
Dinner
- Tasting of Palmazul starters: octopus in olive oil, cured marlin with oregano mayonnaise & seared sesame-crusted tuna.
- Costa brava beef steak.
- Dessert symphony: crème brûlée, Ecuadorian chocolate mousse with salt & grilled plantain cake served with mango ice cream.
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